domingo, 28 de febrero de 2016

Controlando el Carácter, caso de autoconcepto



Controlando el carácter

El estudiante X, cursa actualmente el cuarto grado de primaria, es un alumno  promedio con un desempeño normal, pero con cierta inclinación a la materia de matemáticas. Su fisionomía es de complexión delgada, estatura acorde a su peso y es moreno. Es muy impulsivo y eso le impide tener amistades, se siente atraído por una compañera del salón pero ella le tiene miedo porque con algo que no le parezca empieza a lanzar objetos a quien sea, además, insulta, grita y golpea. Lamentablemente por esta cuestión es un niño que en su mayoría de tiempo está solo.
La escuela primaria está ubicada en la localidad de El Orranteño, alrededor del pueblo se encuentran tierras de siembra y nogaleras, también está delimitada por el rio conchos y la presa Rocetilla. La población que habita la comunidad es en su mayoría gente que trabaja en el campo, maquilas o los establos.
Por tal razón el caso del alumno X es muy conocido en la comunidad, incluso algunos padres de familia prohíben que sus hijos se junten con él, debido a que tienen miedo de que los lastime.
El alumno poco a poco está aprendiendo a controlar sus rabietas y es que desde hace algunos meses es tratado psicológicamente por un especialista, además, el trabajo en colectivo de los docentes ha funcionado para que el alumno se sienta integrado. El empieza a conocer que tiene la capacidad de controlar su coraje.
Una actividad que propicio el control del coraje, fue cuando se le contó una fábula donde un burro clavaba un clavo en un madero cada vez que se enojaba y los desclavaba cada vez que controlaba su coraje. El alumno X llego a la conclusión que podía evitar hacer un daño a las personas si lograba controlar su ira, además que los daños que ya había hecho ya no podían curarse.
El alumno por si solo empezó a bajar los niveles de furia que manejaba, se dio cuenta que tenía la capacidad de hacer amigos y respetarlos, además, obtuvo la confianza de sus papás al demostrarles que podía cambiar carácter.
Desde hace algunos meses, los problemas han bajado considerablemente, es un alumno que maneja su autoconcepto y sabe que lo hace explotar y por tanto evita esas situaciones. Aún sigue en tratamiento psicológico y en la escuela sigue teniendo el mismo apoyo. Ahora se siente integrado y sabe que un error que tenga todo se puede derrumbar.
Nadie lo integraba en los equipos, ahora lo buscan para que les ayude en matemáticas, además, mejoró notablemente sus calificaciones y su relación con los alumnos.
Con este ejemplo podemos rescatar la importancia del autoconcepto, nuestro alumno sabe que es lo que lo enfurece por tal motivo lo evita, además sabe para lo que es bueno y explota su potencial en el salón de clases para ser aceptado.

Autor: José Luis Morales Chávez
Cuarto semestre, Maestría en Educación para el Desarrollo Profesional Docente
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